Oh admirable esperanza,
la que diste a los que te lloraban
a la hora de tu muerte,
prometiéndolos que desde el cielo
a la hora de tu muerte,
prometiéndolos que desde el cielo
ampararías a tus hermanos.
Y, pues, tan esclarecido fuiste en obrar milagros,
curando enfermedades corporales,
cura nuestras almas enfermas
V. Ruega por nosotros,
bienaventurado Padre Domingo.
R. Para que seamos dignos
de las promesas de Cristo.
de las promesas de Cristo.
Oración.
Oh Dios, que te dignaste iluminar
a la Santa Iglesia
a la Santa Iglesia
con los méritos y doctrina
de Nuestro Bienaventurado Padre Domingo,
haz que por su intercesión
nunca le falten los auxilios temporales,
y reciba siempre espirituales incrementos.
Por Cristo Señor nuestro.
Amén.
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