Gloriosísimo Antonio,
por el ardiente afecto con que distinguisteis
a vuestro amado Jesús,
por la santísima dulzura
que infundió este Niño
en vuestro corazón con sus halagos,
del suplicio acusado por falsos testimonios,
por aquellas gracias que obtuvisteis del Señor
para que lo perdido se hallara,
lo olvidado se recordara
y lo empezado se terminase;
Os suplico queráis guardarme
de falsos testimonios, injustas sentencias
y malas compañías
y me seáis favorable
en todas las necesidades
con vuestro eficaz patrocinio,
y en particular que me alcancéis
la gracia que deseo de su Divina Majestad.
Vos, poderoso Antonio,
tened piedad de mi,
pues he puesto en vos mi esperanza.
¡Oh santo milagroso socorredme!
y haced que viva esta vida
como verdadero amante de Jesús,
para poder después eternamente
gozarlo en el cielo.
Amén.
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